viernes, 4 de enero de 2008

BRUMA

Y cuando te ví me recorrió un frío horrible por el cuerpo. Sentía que la sangre se congelaba en mis venas al ver tus ojos grises. Estabas vestida con una especie de camisón y una mañanita raída sobre tus hombros.
Grito tu nombre y siento que nada sale de mi garganta. Sólo percibo ese frío que me llena al ver tu lánguida figura entre la bruma. Veo que te acercas y por un segundo tengo la esperanza de sentir tu respiración en mi nuca y tus besos en mi cuello.
Te acercas y el frío se detiene por unos segundos, una imitación de calor que produce mi mente.
Pones tus manos sobre las mías, se sienten como bloques de hielo. Tu boca comienza a moverse y de ella solo brota un agudo chillido que se mete en mis oídos y apuñala mis sentidos.
De repente todo comienza a cambiar; la bruma desaparece; el paisaje desolado toma forma de salón, con pisos de madera y paredes blancas cubiertas de acuarelas antiguas. El silencio se convierte en ruido de copas chocando mezclado con carcajadas fingidas.
En ese momento me ví parado con mi traje nuevo y una copa de bourbon en mi mano. Estabas en frente mío; con tu vestido blanco y tomada del brazo de tu flamante esposo, esbozando una sonrisa con todas tus fuerzas.

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